sábado, 28 de noviembre de 2009

A mi Hijo...




Veintiséis de Marzo; Describiré su significado:
Escribía Tennessee Williams: “si la escritura es honesta, no puede ir separada del hombre que la ha escrito”.
Williams, como tu, vio la luz por vez primera, un veintiséis de Marzo, y ahora soy yo el que no puede apartarse del escrito que ahora descubres, pues se empapa de infinita pureza y de honesto calor.

Señalan los modernos, la grandeza de presenciar el primer instante de una vida nueva; ciegos alucinados; primarios sin horizonte; hombres de acotados trayectos que no advierten los sentimientos insólitos, ni que son capaces de citarse con las emociones regaladas; tan solo advierten la señal impresionable, tópica y gastada que heredaron de sus anteriores.

Tú me revelaste una nueva forma de amar, transformando lo estándar en un proyecto de nuevas representaciones del apego.

Mi cuerpo no supo guardar una sacudida aquel veintiséis, cuando empuñaste mi dedo, y me regalaste tu primera mirada confinada tan solo en mis ojos.
El universo se condensó en aquel momento, embutiéndose en el dispensario, y haciéndonos actores por unos segundos, de toda la majestuosidad de la obra universal.

Tu autoridad cesando el atrevimiento de mi dedo, me brindó la lección más valiosa de mi existencia; en un soplo de tiempo, tallado en mi recuerdo a golpe de blandura y sutileza.

Herí mi cuerpo hasta tres veces, señalándome lo real y cierto de aquel instante; Tres ocasiones; una por cada lágrima que olvidaron mis ojos extraviándolas por los itinerarios más vertiginosos de mis mejillas; Tres lagrimas que marcharon a tu acogida temprana, besando la tela de tus primeros paños y desgajando el camino hacia tu organismo; tres lagrimas que burlaron mi decisión, para pregonarse los primeros signos de ternura; tres migajas de mi sólida intimidad y tres intentos de coquetear con la humildad de la que tanto me privaba.
Saboreé afecto, y me sacié de amor, encontrando una nueva travesía en mi vida, antes oculta por mis confundidos ojos.
Ya no fui igual, ya no me perdoné lo corriente; ya solo existía por un nuevo aliento que se descubría ante mí.
Fui pobre y ahora pudiente; fui desdichado y ahora jubiloso; andaba de rodillas y ahora me elevo en pedestales; solo tú me engrandeces y aumentas en mis necesitadas maneras.
Gracias por aquella lección, y por las que te queda procurarme.
............................................................Carrera, Fco.

5 comentarios:

  1. Solo puedo decir oleeeeeeeeee por tu blog. Un saludo desde Jaén

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  2. enhorabuena serpico es precioso todo lo escribes.tu admiradora n-1.un abrazo

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  3. Es bonito que alguien escriba esas cosas hacerca de un hijo.
    En esto tiempos tan malos en los que solo hay malas noticias hacerca de los niños.
    Bonito.

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  4. Ok, tambien un poquito rebuscada como la anterior pero me gusta.

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  5. Me llena de orgullo y felicidad el saber que la llegada de tu hijo te hiciera tan feliz, no te puedes imaginar lo que significo para mi el momento de tener en mi regazo ese regalo tan maravilloso.

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