viernes, 15 de enero de 2010

Nuestra carretera





En una anónima y solitaria carretera, inicié un camino colmado de socavones y desplomes.

No me formé para esquivar tus emociones malditas, hartados de una malquerencia que se bañaba en ganancias, dividendos, provechos y botines, y que se ordenaban por un delirio desmedido y patrañero.

Los días rebasaron nuestros alrededores sin condena ni deleite, llegando a excluir nuestros apetitos y codicias para concedernos al mejor postor… Tan posible fue, que nos deslumbramos ante lo fascinante y accesible, dejando entre renglones lo meritorio y placentero, deponiéndolo al favor de la fatalidad.

¿Cómo peleo esto? ¿Cómo batallo y adoctrino a un sentido interfecto?

Explican los clarividentes, que ir soldado a su empuje es la solución agraciada; también exponen los astutos, que arrinconar la crueldad entre la indiferencia y el disimulo, ayudan a soportar los compromisos convenidos, aun convirtiéndonos en falsos y quiméricos monigotes de cartón, presos de la voluntad ajena.

En la reclusión de mi conciencia, repasando y reordenando mi gastada retentiva, advertí que la carretera descubría apartaderos desiguales, algo seductores y hechiceros, y que invitaban al abandono de la vía; a saber a donde; pero que nunca renuncié cuestionarme que prometían aquellos apeaderos.

Retraídamente, te fui engalanando de aquello que escaseabas, indemnizándome con malversadas evocaciones de deudas y descubiertos; de saldos y debitos; de apremios y embargos; culpas y trampas; liquidaciones y dispendios; solvencias y quiebras…

Agonizaron las caricias y las bondades; las ternuras y los afectos; las atenciones y gentilezas; el roce partícipe y la mirada encubridora; la mano que protegía del llanto; la palabra que dulcificaba y mitigaba las amarguras; tu aliento que ensamblaba con el mío cuando lo invocaba; la risa que ataviaba el salón para convertirse en carcajada; la liberación de las invenciones y los deslices; el abrazo limpio y confiado que asesinaba a las destructivas cavilaciones; la enseñanza compañera que arrimaba el hombro para cuidarme de enfrentar mis cuentas; la propuesta sabia que me resguardaba de los virulentos intentos de transformar nuestra armonía; la delicia y el goce del que me proveías cuando yo caía en tu señuelo y me dejaba absorber por tu lindura; el centelleo de tus ojos que descosían al hombre mas tiránico y descendía del firmamento al mas soberbio de los altos creadores; la ternura que emanabas, llenando mis entrañas de ánimo, bravura y coraje…

Cuando saldemos nuestros prejuicios y obsesiones, podrán reverdecer aquellas pasadas memorias, que no colecciono en mí mente como evocaciones consumidas y empobrecidas, sino como recuerdos deliciosos y fructuosos, y que aun recojo antojo de que el tiempo estacionará los designios miserables, en lo más clandestino de la hondonada del olvido.
............................................................Carrera, Fco.

2 comentarios:

  1. Después de leerte en esta entrada no puedo más que decir que noto que "Estas lleno de amor que quiere salir de ti" y por otro lado compadecerme de la persona que esta a tu lado, porque no sabe lo que se pierde si te deja marchar.

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  2. Me siento orgullosa de que la publiques y mas aun orgullosa de que he tenido el placer de leerla y que me la dedicaras antes de publicarla.Te quiero.

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