viernes, 15 de enero de 2010

Ahí existiamos...






Ahí existíamos, con las miradas fijas, con el abrazo detenido.
Vacilando si dar un paso atrás, marchar, o evaporarnos.
Proyectarse a los brazos del otro,
Implorando el socorro y el amparo disipado.

Pecábamos de ignorancia.
Nos cegaban las negruras y las tinieblas.
Nos encandilaban las luminarias que entraban en pujanzas.
Nos prendía lo anónimo y forastero.

Finalmente sonríes…

¿Qué ha pasado?, ¿Por qué sollozo?, ¿Por qué lloriqueo?
Me lastimo y lamento.
Forjas brujerías
Me matas viviendo y emergiendo me reduces.
Se separan tus brazos y parten hacia mí.
Me incluyes en tu cuerpo, en tu organismo, en tu sentido,
Me licuas en tu entidad…

Mis brazos se escarchan y espesan.
Mis ojos deshidratan y evaporan mi voluntad.
Mi vanidad se consuma y muere en esta ría.
Se hunde junto con mi suficiencia, mis mentiras y disimulos,
Junto con mis franquezas y quimeras,
Se desbandaron de mi atrevimiento.

Despojé mi existencia, y mis brazos te adjudicaron mi reducto.
Te soldé a mi pecho para enlazar tu exaltación,
bañando tu exterior y empantanando tus adentros
ahogando tu alma, en lágrimas imprecisas.

Amar es nacimiento… ¿o acaso es una conclusión?

Germinó y sucumbió fugazmente para volver a brotar.

Y ahora me pregunto…
¿Por qué te cuento yo esto?

2 comentarios:

  1. no hace falta q t diga na pero m fascina como escribes y lo leo y es como si lo viviera.Serpico n se kien eres ni si as escrito algun libro,si n lo tienes.escribelo y sere la primera en comprarlo tu fan n-1.un abrazo

    ResponderEliminar