sábado, 3 de abril de 2010

Mi joya literaria


Y estaba yo pensando…
Como a ratos el olvido aletea con sus dominios tus emociones, y sobrevuela tu dulzura llegando a romper tu autenticidad.

También reflexionaba en como esa desgana cruza tu cuerpo, hundiéndome y asfixiándome en la desdicha, y en como me rompo en el sacrificio y en la pena de aguardarte perenne, fingiendo la indiferencia que jamás arrastré.

¿Estamos acaso construyendo los cimientos de una novela inconclusa?...

Quizás creas dictarme los capítulos y apartados de esta obra, mientras yo garabateo a mi antojo la fábula que siempre soñé
Te encaminas a imponer el compás del escrito, mientras ignoro tus ensoñaciones, haciendo mías las más lindas frases que jamás ganaron mis oídos.
Del mismo modo supiste engalanar con lustre el encabezado de la página inaugural, apoderándome miserablemente de tu primera lección.
Tan solo pude encajarte en el prologo, autoinculpándome prontamente de ser un mísero vanidoso.
Nunca atiné a situarte en mi leyenda. El tiempo mengua vertiginosamente y se acotan mis espacios.
Mi joya literaria debe adelantarse, pues el período permitido ya me lo apuras y me comprometes a ubicarte en el más bello cuento que en la vida se narró.
Fabriqué las páginas con retales de tu piel y las mancillé con la tinta emanada de mis lágrimas, cediéndote estúpidamente al capricho del tiempo.
Como te dilapidaba vilmente; y como embestían en mi memoria los recuerdos de los caminos tan retirados y furtivos en el que nos perdíamos, haciendo de las sombras, nuestras mudas emcubridoras, ¿lo recuerdas?,

Solo puedo procurarte lo mejor que derramaste en mi; afecto incontestable y cierto; apego sin condiciones ni tratados; amistad titánica sin negociación convenida, agasajos copiosos e incontables; revelaciones de flaqueza; empatía…No alcanza más en mi texto.

Soy autor novel, créeme. Mi segunda obra será más extensa que tu paciencia, y más verosímil que tu mirada… quisiera encajar tantas cosas…
Detallaría lo que oíamos cuando nos hallábamos solos; como chocaba la pasión por las paredes del habitáculo y sonaba el viento ambicionando entrar en nuestro espacio. Ahora cuando escucho ese viento a esas mismas horas, parece que me estás hablando.

Definiría tu amor como una gran pared, en la que pinto tus deseos y desconfianzas, tus apetitos y recelos, tus afanes y tus desganas, tus júbilos y despechos…

Disimularía la pintura con el caldo de mis lloros, para plasmarlos de una vez en ese tabique del abandono, que alguna vez derribaré, para que ya nadie más, ose obrarla de nuevo.
............................................................Carrera, Fco.